6/7/14

Relato de un ascenso por Alejandro Dueñas


Nos acaba de llegar otro relato de un ascenso a través del correo electrónico, este lo firma Alejandro Dueñas. 

Casi dos semanas después, esto no hay quien se lo crea.

Viendo la iniciativa que lanzó una gran peña como es Sangre Blanquiverde me animé a escribir unas breves líneas sobre mi particular ascenso.
Podría comenzar  desde el primer partido de liga, pero no lo haré, todos sabéis que temporada hemos tenido, con sus más, con sus menos, es por ello que ahí queda. Si comenzaré por el Córdoba C.F.- Real Madrid Castilla. Desde bien temprano con la blanquiverde puesta, me dirigí a ejercer mi derecho al voto, encontrándome en la fila hacía la mesa un muchacho con la camiseta del Madrid. Un fotógrafo nos pidió hacernos una foto y posteriormente dijo “a ver si el próximo año viene el grande”, “ojalá”, pensé yo. Después el partido, de estos que vas al estadio con más miedo que ganas, y al final ganamos. Alegría.

Después una semana algo larga y difícil, mucha tensión en el seno cordobesista, un viaje con muchos quebraderos de cabeza y que, al final, el grupo al que pertenezco (Incondicionales) logró sacar adelante. Desde aquí darle las gracias a aquellos que lo hicieron posible, sabéis quienes sois. En el viaje bueno, digamos que no faltaron sevillanas dedicadas, va por ustedes.

El final del partido en Huelva trajo consigo un sentimiento muy negativo en general, se esfumaba una oportunidad clave y clarísima de entrar en play-off.

¿Que estábamos desanimados? No pasa nada, nos tocó dibujar barquitos, vaya semanita… (sumándole exámenes de universidad. Fue una locura). Aquello salió, y nos devolvió las ganas.

Llegó el día, nervios, ganas de que aquello terminara. Y terminó, y yo casi sin enterarme, tirado en las escaleras mirando al suelo. Otra cosa imposible. Entramos en play-off, medio sueño cumplido. Tocaba lo más complicado.

El partido de casa contra el Murcia acabó con un sabor algo más que agridulce, nos los comimos, y nos la jugábamos fuera. ¿Qué estás en plenos exámenes y debería estar estudiando? Pues rumbo a Murcia.
Demasiada cerveza. Ese es mi resumen hasta la primera parada del camino. En la primera parada unos filetes “empanaos” de sección Priego y una pedazo de tortilla de sección tortillas. Siempre presentes. En aquella parada conocí a una persona con la que me siento identificada desde hace un par de años. Estudia fuera de casa, lejos de su Córdoba, como yo hice hace dos años, y los sentimientos de añoranza eran idénticos. Don José Manuel Serrano, un placer.

Extásis, nervios, extásis. Así se resume mi partido en Murcia. Me quedo con las lágrimas de muchos compañeros de viaje y un asiento que me jugó una mala pasada. Me libré por poquito. ¿Está lejos Murcia eh? Vaya viaje de vuelta…

Las Palmas el próximo rival. Muchos jugadores de renombre, vamos que estábamos “acojonaos”. Un partido en casa un tanto raro, superiores en algunos tramos, al igual que el equipo amarillo. Sensación distinta a la salida comparada con la que tuvimos una semana antes.

Vaya días hasta aquel domingo, madre mía. Mezcla entre optimismo, entre Pucela y cartagenazo, algo inexplicable.

Habíamos quedado todo el grupo, era el último partido, y terminara como terminara teníamos que estar juntos. Comida, risas, cerveza, bromas, cuplés carnavalescos, en fin, lo que es esto, un grupo de amigos. Y llegaron las 18:00h. Copa en mano me alejé del barullo, desde la acera de enfrente intente no sufrir mucho, mientras ellos cantaban, otros rezábamos.

Gol de Las Palmas. Derrumbados la mayoría, los optimistas nos animaban diciendo que seguíamos igual, que necesitábamos un gol. Llantos desconsolados, algún abogado al que casi le pisa los pies un bus pero poco le importaba. Se nos escaba. Empezaron a saltar y me hirvió la sangre, era una burla, un despropósito. Algo fuera de lugar en este deporte. “Estos …. van a estar el año que viene en primera…” gritaba sin cesar. Se desataron los nervios, era inevitable. La sorpresa vino cuando el partido se reanudó, en un despeje la cogió Juan Carlos y… “vamos a ver Juan Carlos pégale arriba con el alma, la va a pelear Pelayo, Pelayo es el que se hace con el esférico, a ver lo que hace el jugador del codo fastidiado, balón al segundo palo, balón al segundo palo… GOOOOOOOOOOOL!” Corrí, como si de un preso tras 42 años de condena se tratase, corrí calle abajo, volando hacia el infinito, acompañado por otros locos con lágrimas en los ojos. Y de volar al asfalto, nos abrazamos, nos tiramos a la calle, a lo que fuera. Lo habíamos conseguido.

Permitidme que utilice el audio de Javier Bonache, me impactó mucho ese “¡No me digas!” que se escucha de fondo, relatando la incredulidad que recorrió toda Córdoba.

Lo admito, no solté ni una lágrima. Sigo en estado de shock, y es que casi dos semanas después, esto no hay quien se lo crea.

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