Con
motivo del partido de vuelta de la Cope del Rey ante el FC Barcelona,
nuestra peña Sangre Blanquiverde, organizó para ello unos
grandes actos.
El primero de ellos fue una comida con la directiva del Club, el miércoles 9 de enero. En ella estuvieron el vicepresidente y consejero delegado Javier Jiménez y el consejero de medios y peñas, Sergio Medina.
Debido a la carga histórica que tenia el duelo, ya que hacia más de cuarenta años de que no se enfrentaban entre sí. El acto tuvo la presencia de las cámaras de Canal Sur, donde emitirían las imágenes en su informativo.
La cena comenzó con los parlamentos y la entrega de obsequios. En ella, el Presidente, Alberto hablaba sobre lo que significaba para la peña el poder enfrentarse al Barça. A parte, la peña quiso tener un detalle con Antonio Sánchez, Iskra, quién por cierto quedó sorprendido, por todos estos años de trabajo y lucha para mejorar el Córdoba a nivel penístico. Por eso, hubo una mención especial para él, donde le hicieron entrega de la insignia de la peña y de un pequeño obsequio, un dragón del Parque Gúell.
Después se compartió mesa, los directivos del Club, los socios de la peña y aficionados cordobesistas residentes en Barcelona. La cena se desarrollo en un tranquilo ambiente que se alargo hasta entrada la madrugada.
El primero de ellos fue una comida con la directiva del Club, el miércoles 9 de enero. En ella estuvieron el vicepresidente y consejero delegado Javier Jiménez y el consejero de medios y peñas, Sergio Medina.
Debido a la carga histórica que tenia el duelo, ya que hacia más de cuarenta años de que no se enfrentaban entre sí. El acto tuvo la presencia de las cámaras de Canal Sur, donde emitirían las imágenes en su informativo.
La cena comenzó con los parlamentos y la entrega de obsequios. En ella, el Presidente, Alberto hablaba sobre lo que significaba para la peña el poder enfrentarse al Barça. A parte, la peña quiso tener un detalle con Antonio Sánchez, Iskra, quién por cierto quedó sorprendido, por todos estos años de trabajo y lucha para mejorar el Córdoba a nivel penístico. Por eso, hubo una mención especial para él, donde le hicieron entrega de la insignia de la peña y de un pequeño obsequio, un dragón del Parque Gúell.
Después se compartió mesa, los directivos del Club, los socios de la peña y aficionados cordobesistas residentes en Barcelona. La cena se desarrollo en un tranquilo ambiente que se alargo hasta entrada la madrugada.
Llegaba
el día diez de enero, una fecha marcada en el calendario para el
cordobesismo. Su equipo volvía al Camp Nou, al estadio donde juega uno
de los equipos que esta marcando la hegemonía en esto del fútbol, y en
él, el Córdoba, no jugaba ante el Barcelona desde hacía más de 40 años,
muchos años había pasado y pese a que la eliminatoria no tenía mucha
historia, quedaba por delante una jornada que podía pasar a los anales
de la historia blanquiverde.
Ese día llegaba con ya muchísimos
aficionados en la carretera, que viajaban en autobús hacia la Ciudad
Condal, otros ya estaban en Sevilla o Málaga contando las horas para
coger vuelo, antes de que saliera el sol y otros esperando para ir en
AVE.
Los primeros valientes salían en autobús
a las 23.30h de Córdoba. Por delante más de diez horas de carretera en
una noche que para muchos era como la noche de reyes, una mezcla de
ilusión, nervios recorría el sentimiento a más de un cordobesista. En
total unos treinta buses apuntaban una dirección: el Camp Nou.
Los siguiente en salir y primero en llegar eran los aficionados que se desplazaban en avión. Dos avienes y medio llegaban alrededor de las 8.30h.
Por último unos doscientos aficionados, empleados y miembros de la vida política cordobesa viajaban en tren. Sin contar con los desplazamientos particulares, en total unos 3.500 aficionados cordobesistas teñirían Barcelona de blanco y verde.
Allí los esperarabamos, la Peña Cordobesista Sangre Blanquiverde, que tras la creación siempre hemos querido poder vivir un partido de nuestro Córdoba CF ante el FC Barcelona y para ello habíamos preparado unos actos entrañables para que así el día fuera algo más grande.
Los siguiente en salir y primero en llegar eran los aficionados que se desplazaban en avión. Dos avienes y medio llegaban alrededor de las 8.30h.
Por último unos doscientos aficionados, empleados y miembros de la vida política cordobesa viajaban en tren. Sin contar con los desplazamientos particulares, en total unos 3.500 aficionados cordobesistas teñirían Barcelona de blanco y verde.
Allí los esperarabamos, la Peña Cordobesista Sangre Blanquiverde, que tras la creación siempre hemos querido poder vivir un partido de nuestro Córdoba CF ante el FC Barcelona y para ello habíamos preparado unos actos entrañables para que así el día fuera algo más grande.
El primero de ellos, estaba previsto
entre las 14-14.30h en la estatua de Colón, finalizando las Ramblas. Fue
la primera toma de contacto ya que se notaba el trajín de cordobesistas
que iban y venían en todas las direcciones, unos en busca de
avituallamiento tras el cansancio del viaje, otros buscando los rincones
del centro de la ciudad, como el propio puerto, las ramblas, el barrio
gótico o la Plaza Real.
Pero un grueso considerable se hizo con el centro comercial del Maremagnum, en especial, los restaurantes de comida rápida, a pesar de que las gaviotas hacían de las suyas. En el ambiente se respiraba que algo grande estaba pasando, sobretodo para la gente que subía de Córdoba y se encontraba con los amigos de Sangre Blanquiverde, ya que por fin ejercía de anfitrión y no como siempre cuando los miembros de la peña bajan a la ciudad califal.
Pero un grueso considerable se hizo con el centro comercial del Maremagnum, en especial, los restaurantes de comida rápida, a pesar de que las gaviotas hacían de las suyas. En el ambiente se respiraba que algo grande estaba pasando, sobretodo para la gente que subía de Córdoba y se encontraba con los amigos de Sangre Blanquiverde, ya que por fin ejercía de anfitrión y no como siempre cuando los miembros de la peña bajan a la ciudad califal.
Se
acercaba uno de los momentos mágicos, el desplazamiento del puerto a la
segunda zona de quedada para la afición cordobesista, en Maria
Cristina. Antes de ello, los cordobesistas seguían su visita por la
ciudad tiñendo de blanco y verde los monumentos, calles o bares de
Barcelona.
Y llegó el momento, sobre las 17:45 un
nutrido grupo de cordobesistas cogían el metro. La apenas media hora de
trayecto se hizo lo más intenso posible de lo que uno se podía imaginar
alguna vez al coger ese transporte. Cánticos, botes, y la gente de
alrededor con una sonrisa pícara o incluso de vergüenza por lo que
estaba pasando allí mismo. Al final un sentimiento quedó: ¡Andar por las Rambla es muy fácil, descarrilar el metro nos parece mejor! Esa sensación de que literalmente el metro estaba saltando se quedo a fuego en los presentes.
Pero tanto o más fue la salida del
metro, por un momento parecían las gradas del Arcángel y el hecho que ir
cantando por los túneles del metro, en un espacio cerrado, hacían que
aquellas voces fueran a llegar hasta la propia Córdoba, para aquella
gente que no pudo subir. La salida
también quedo en la retina de los que llegaban a la concentración, más
de mil personas ya estaban allí haciendo que a más de uno se le abriera
la boca y pensará: la que hemos liado y la que vamos a liar. Sin duda el
objetivo estaba cumplido de largo.
La media hora en la que la afición quedó
allí esperando para partir al estadio pasará a los anales del
cordobesismo y ya se ha quedado como un símbolo para el cordobesismo,
incluso alguno nos proponía que Sangre Blanquiverde que ese
fuera el lugar de celebración para el deseado ascenso a primera. El
himno entonado por los presentes solo hacia reafirmar la condición que
tiene el cordobesista. Da lecciones y se une para disfrutar con los
suyos por un escudo y unos colores.
Tanto fue el jaleo montado allí, al lado
de las oficinas de un banco catalán conocido, que más de un transeúnte
preguntaban que si era una protesta o manifestación hacia esa entidad. E
incluso algún trabajador se asomaba a la ventana para husmear lo que se
acontecía por allí. Pero la guasa salía en seguida y los presentes
pedían que tirara algún billete o que se tirara.
Un
poco antes de las 19h los componentes de Sangre Blanquiverde iban
tomando posiciones para que abrieran la marcha hacia el Camp Nou, un
trayecto que empezó y acabo con un sinfín de cánticos. En pleno corazón
financiero de Barcelona, hora punta en la Diagonal, algún que otro coche
se sumaba a la fiesta tocando el claxon e incluso el paso del autobús
vacío subió los ánimos aún más si cabe. Realmente los participantes de
la marcha nos sentíamos los verdaderos protagonistas y sobretodo
orgullosos de representar al Córdoba CF en una ciudad que hace gala de
equipo en la city barcelonesa, solo hubo uno.
La llegada al Camp Nou sirvió para
recuperar las gargantas y el aliento después de dejarlo todo en el
metro, en Maria Cristina y la marcha. Los aficionados ahora esperaban a
los suyos para darle el recibimiento que la ocasión merecía, aunque la
desorganización de algún empleado de seguridad privada del Barcelona
hiciera que a más de un aficionado se fuera a la entrada habitual del
equipo visitante, pero que para aquel momento y tras las gestiones
previas por parte del Presidente de la Agrupación, Jesús Gallardo, el
recorrido fue modificado para que pudieran ser vistos y recibido por los
nuestros.
El autobús del Club se avistaba por la calle donde momentos antes había bajado la marcha y
la afición explotaba en un sentir, en una voz, culminando todos los
actos preparados con un fin de fiesta acorde con el momento, con la
jornada vivida. Pero no sería el punto y final, porque quedaban todavía
los noventas minutos.
Después del recibimiento, llegó la hora
de que cada cual fuera poblando las gradas del Camp Nou, aunque la
mayoría fue a la zona visitante, se podía observar como en todo el campo
había distintivos blancos y verdes. Lo primero que los aficionados
hacían era inmortalizar el momento con sus cámaras o móviles, pero
quedaba realmente palpado que a esas horas el campo era prácticamente
blanquiverde y eso se noto especialmente, con la salida de los jugadores
a calentar. Los aplausos que recibieron hicieron que a más de uno se le
rizarán los pelos e incluso alguno una lágrima soltó, por ver como el
sueño se cumplía, como el de los miembros de Sangre Blanquiverde que
después de tres años, veían que se realizaba lo que una vez imaginaban
en más de una charla. Al final se cumplió.
Los
noventa minutos la zona visitante fue una voz, una unión, poniendo nota
a cada momento, a cada minuto. Ya que se vivió un ambiente
espectacular, sin dejar de cantar, no importaba lo que sucedía en el
terreno de juego, la zona visitante era una fiesta. Un ejemplo claro fue
el gol en el minuto 54, que ni calló el himno que se entonaba y que
tuvo una memorable cuenta atrás para comenzar con los primeros acordes.
Incluso, por momentos tirando de ironía,
en ocasiones, con olés, pidiendo un gol. Simplemente callando a un
estadio cinco estrellas para un equipo que está marcando el ritmo
futbolístico pero que no tiene el ambiente ideal para saborear las
mieles de este deporte, que al fin y al cabo los que mueven esto son sus
seguidores.
Una vez terminado el partido, el
aficionado cordobesista salía con una sonrisa del campo, habían perdido,
¿y qué? Dieron una lección de unión, de pasión y ante todo habían
conseguido su objetivo: entrar en la página de la historia blanquiverde,
conseguir que ese día no se olvidará a todos los presentes que
acudieron en masa a Barcelona.
Aunque con un deseo claro, se tiene que repetir más veces, Club y afición lo necesitan, pero para demostrar una vez más que la grandeza de su gente que siempre ha estado detrás. Nos lo merecemos.
Aunque con un deseo claro, se tiene que repetir más veces, Club y afición lo necesitan, pero para demostrar una vez más que la grandeza de su gente que siempre ha estado detrás. Nos lo merecemos.
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